
¿Donde te escondes tristeza?, ¿Por que arruinas mis días sin yo haberte hecho nada?, ¿Por que me lastimas tanto, si yo no te daño a ti?
He caído en un dolor inmenso, las lágrimas corren por mi cara , dejando en su recorrido un desagradable sabor a sal.
Una razón para llorar no la tengo, más sin embargo lloro.
Siento un desasosiego en el corazón y mi sangre se congela como el invierno frío.
Quiero salir del mundo de las absurdas ideas, que me hacen sentir tan poca, tan vacía, tan quebrantada.
Tú te internas en mí y te adueñas de mi espacio, tratándome como un títere y llevándome a un abismo que me hace temblar de miedo.
Aléjate! yo no quiero tu compañía, no me interesan tus absurdos consejos.
No soporto tener que llorar hasta enrojecer mis ojos, no soporto este estado de mí que me debilita y me hace desmayar.
Quítate de mi camino y déjame libre, no te pertenezco. Vete de mi!!
Los días de sol se vuelven nublados por tu culpa. Yo necesito claridad.
Quiero que te vayas, ahora y para siempre.
Necesito descansar , mis parpados están agotados y mis ojos irritados. Una ceguera espantosa no me deja ver la luz que tranquiliza mi alma. Y mis oídos no pueden escuchar la melodía celestial que calma mi sufrimiento y alegra a mi espíritu.
Adiós señora tristeza, por favor marchese ya!

Sentada en el balcón, he recordado tantas cosas del pasado…cosas que pensé olvidadas y que tenía encerradas con llave en un baúl.
Recordé como era la vida en mis tiempos. Mi imaginación comenzó a emitir las imágenes del pasado como una película, imágenes que añoraba y que me enseñaron la inocencia de una corta vida.
Esos días de antaño donde jugar en la calle era algo normal, donde los niños tenían inocencia y respetaban a los mayores si que los extraño. Donde el juego de cocinas y las muñecas de trapo estaban de moda y eran los juguetes mas chulos y tradicionales. Montar bicicletas y jugar pelegrina era divertido.
Mamá siempre estaba en casa y ayudaba con las tareas y una que otra vez también jugó muñecas conmigo. Papá llegaba del trabajo y era recibido con algarabía –“llegó papi, llegó papi!” Beso a mama, y luego yo le ayudaba a quitarse los zapatos y al rato se sentaba a hablar conmigo.
Ya se fueron esos días, la realidad de hoy es otra. Papá y mamá trabajan, la niñera se encarga de los pequeños, y jugar en la calle es peligroso. El ambiente se ha tornado gris, ya no hay inocencia, los pequeños saben mas que los grandes y en un abrir y cerrar de ojos se van convirtiendo en personitas que maduran a destiempo y aprenden a valerse por si solos.
Los consejos son solo palabras en el aire o regaños sin fundamentos, pues los ejemplos con hechos ya no es mamá o papá quien los da, sino la escuela, la niñera o la televisión, cual de los tres los menos indicados para ello.
Ya el banco del tiempo ha robado los intereses y poco a poco la vida de esta generación de padres e hijos. Las preocupación de antes sobre las andanzas de los hijos, hoy se han convertido en preocupaciones monetarias. El dinero para darle una vida cómoda es mas importante que una conversación sólida y que deje una enseñanza y/o recuerdo, pues se trabaja más que lo que se comparte con la familia y amigos.
Si! es necesario trabajar para alcanzar esa vida de comodidades, pero no invirtiendo todo el tiempo solo en ello, olvidándonos que los años pasan, que los niños crecen , que la vida es un ratito y que también tenemos que distraernos y vivir momentos que nos permitan en la vejez darle formas a las historias para contar a los nietos.
Trabaja solo las 8 horas exigidas y necesarias, 16/2 son para ti! Vívelas!