Caminando por la calle vi un señor todo harapiento, ávido de amor, lleno de tristeza y pidiendo pan a los transeúntes que pasan a su lado. Con la ropa sucia y gastada ya pasada de moda, con los pies descalzos y agrietados por los tropiezos en sus andanzas.
Su familia se llama soledad y sus amigos los pájaros y árboles que encuentra a su paso.
Su casa, la calle, su cama ubicada donde sea, su comida es la pena de quienes lo ven andar y se conduelen de su situación, y su postre el maltrato de aquellos que lo repudian y echan de donde están solo porque no huele mas que a miseria.
Y que decir de su mirar, triste y esperanzado en que algún día estará tranquilo, cansado de conocer calles y no llegar a ningún rumbo, su barba larga y grisácea muestra de abandono, pues ni el barbero encuentra las tijeras que una vez lo recortaron.
La cara estrujada y frágil. Cada pliegue representando sus experiencias del pasado hasta estos días.
Las enfermedades aunque las padezca ya no le hacen daño, pues esta tan inmune a estas, que aunque sienta dolor, se imagina que no lo siente, bajo agua, sol y sereno, siempre tiene la fuerza para levantarse y cuando no lo hace, es porque ya se ha ido para no volver y ha dejado solo el cascaron que queda de su cuerpo.
Ese es mi abuelo! Aquel mendigo rechazado, parado o sentado en las calles de mi ciudad, quien vive como un orate sin saber su destino final.
Sí! ese es mi abuelo y también el tuyo. Lo único que lo difiere de nosotros es su apellido, pues creo que con el tiempo se le olvidó y no recuerda ni siquiera de donde ha venido.
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Muy lindo aunque triste. Aca hay un señor igual a ese que vive en la esquina, sucio siempre, arrastra su vida en un saco por todas las calles.......
Excelente post. Otro hit más para este blog.
Sigue así Yassy