Soy y quiero ser.

Soy la roca fuerte en medio de un charco de agua salada. Un tempano de hielo capaz de cortar el viento. Soy el ultimo pétalo que cayó en la primavera, la hoja seca de un otoño entrante y la gota del rocio mañanero. Soy un grupo de palabras que unidas forman una idea.

Respiro, siento, padezco, amo, odio, me divierto, me aburro.
Me levanto a la 6 AM y lo primero que me llega a la mente es “Realmente, tengo que levantarme?” eso me da el aviso de que aun estoy viva y tengo fuerzas para andar sobre este mundo.

Tengo sueños, ilusiones, decepciones, éxitos y fracasos, ganancias y pérdidas, alegrías y tristezas, todas y cada una ocurren en determinado momento, ya sea en 30 segundos, 1 minuto, 24 horas, 1 semana, 1 mes o quizás un año…eso me da a entender que sí existo, que aun puedo seguir y sobrevivir a las adversidades, que cada cosa que ocurre en un momento cualquiera es por algo.


Camino, corro, me canso y descanso, duermo y despierto, me siento y me paro, soy de carne y huesos, tengo 5 sentidos, más un sexto, creo que está ubicado en mi subconsciente.
Veo mi rostro en el espejo y noto que tiene formas y colores: Ojos miel, boca rosada, nariz perfilada, tez palidecida así como blanca nieves, pelo castaño que acomodo a mi manera. Frente al espejo no solo veo una imagen, también noto quien soy y como estoy cada vez que voy a reflejarme, pues los ojos rumoran entre si y cambia su brillo en cada modificación que ocurre en mí.

Soy yo, esa que a través de una ventana de cristal ve el cielo, la tierra y gente con destinos diferentes. Soy una más del rebaño de Dios, una hija de la luz, la cual cuando se apague, espero que sea luego de haber dejado un legado para el mundo.


Quiero ser un recuerdo de aquellos que estuvieron conmigo, de los que no muy cercanos pasaron por mi vera y de aquellos que aun sin conocerme y en el vientre de una madre cualquiera, escuchen de mi persona.

Quiero ser motivación de supervivencia para quienes se sientan caídos, y que estos en vez de ver el suelo, vean el cielo y se atrevan a volar como mariposa hasta tocar un estrella.


Quiero ser la protagonista de mi propia novela.
Lo siento soledad…



Caminando por las calles del recuerdo me encontré con ella, mi compañera de antaño, la que una vez estuvo conmigo en todo. Al verla solo saludé, pues ya no la quiero en mi vida de nuevo, mas que en aquellos momentos cuando sea necesaria su presencia.

Pues al pasar de los años, aprendí que no debo aceptar compañías que retarden mis sueños y me encierren en el cuarto de los tantos pensamientos.


Era mi mejor amiga del pasado, y me apena abandonarla.

Me sentía atada a ella, no podía alejarme de su lado, porque pensaba que era imprescindible para mi y que si se iba, yo nunca sería igual.


Pero un atardecer comenzó a caer una fuerte lluvia parecida a las que caen en el mes de mayo y ella estaba ahí, sentada a mi lado, viendo como corría el agua por mi ventana. Cuando llegó la tempestad no la sentí más y la llamé para decirle que había calma, no la vi, la busque en todo mi cuarto y trate de hallarla, pero no! ella se fue esa tarde, con la lluvia…y al caer la noche la extrañé y me preguntaba -¿Qué hice yo para que se fuera?, no recuerdo haberla ofendido- me dormí pensando que volvería al amanecer.


Pasaron los días y seguía esperando su regreso, luego de tanto esperar, salí a buscarla a la calle, y a cada transeúnte que pasaba le daba su descripción para ver si la habían visto.


Me senté en un banco del parque y lloré, pues nadie sabía de ella. Pasó un niño y al verme preguntó, -¿Por que lloras?- entre sollozos respondí: -Se ha ido mi amiga soledad- él con sus ojos inocentes y su sonrisa tierna me contestó: -No importa, yo te puedo hacer compañía.-


Ahí comprendí, se fue SOLEDAD, porque entendió que ya no la necesitaba y tuvo razón.


Ahora la encuentro en mi camino y solo puedo decir- “Lo siento Soledad, ya no eres bienvenida, si te necesito alguna vez, te llamo”.


Se ha ido la mujer de mi vida…

Un golpe seco se escucha a lo lejos.
Ha caído ella, la que una vez fue fuerte y enérgica. La que siempre activa caminaba bajo los rayos del sol.

Ella, la que con tanto pudor levantó su familia, su casa, sus hijos. La que caminaba por las calles de la ciudad, y ayudaba al amigo cuyo nombre ni sabia, sin importar color, raza ni clase.

Ya no existe la mujer que con solo una sonrisa alegraba el corazón del desdichado.
Se ha ido, y lo último que se supo de ella fue, que tropezó con sus pies, y cayó en el pavimento seco, donde en tan solo un instante se torno mojado y enrojecido con su sangre.

Ha muerto ella, la amiga de todos. La que cantaba melodías de amor en noches de oscuridad y miedo, la que sabía inventar cuentos para que durmiera el niño, la que vestía sin complejos, y no le importaba la forma de su cuerpo. La que con su pelo desarreglado y cara lavada, irradiaba ternura. Y con tan solo un beso suave, acariciaba el corazón de sus más allegados.

Todos se preguntan, ¿Quiénes son culpable de su tragedia?
La pena, el cansancio, la tristeza, pues se sentia vieja, sola y abandonada, por lo que se apoderaron de ella una mañana de abril. Su rostro palidecido, arrugado, lleno de dolor. Derrotada por los develos de antaño pero feliz porque deja bien a los que ayer fueron un pedacito de sus entrañas y a los que llegaron a su vida un dia cualquiera.
Su nombre no lo recuerdo, pues yo siempre le dije: MAMÁ!
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