
Sentada en la banca esperando una respuesta suya, no me miraba a los ojos, no decía una palabra, es como estar sola con un maniquí, manteniendo una conversación silenciosa.
Solo estábamos él y yo, solos, viendo la gente pasar, escuchando el ruido de la urbanidad y él no se atrevía a expresar lo que sentía, yo ya me estaba cansando de todo esto,
no soporto estar al lado suyo a mudas, pues yo fui ahí para hablar y que el me dijera lo que tenia que decir, pero no, permanecía igual de callado como siempre, es como si un miedo lo invadiera.
Yo estaba calmada y paciente, esperando y esperando que rompiera el hielo, pero no, nada decía y yo tampoco tenía palabras que decir. Al rato me cansé de su silencio y del mío a la vez, me levanté del banco y me fui, total, si él no podía con su timidez y tenia miedo expresar su sentir, ¿que hacia yo ahí?... iban a pasar las 4 estaciones del año y yo no tenia tanto tiempo para esperar. Tomé un taxi y regrese a mi casa, lo deje donde estaba y después de ese día no lo volví a ver más. Que bueno, al fin y al cabo no me gustan los mudos ni las personas que temen decir lo que sienten.